domingo, 24 de julio de 2011

punto aparte

odio esta sensacion
ojala todo volviera atras
cuando te dava gusto verme llegar
hemos perdido muchas cosas
pero siento que lo podemos arreglar
pero este dolor que tengo
cuando me hablas de una forma...o mas bien cuando no me dices nada
me hace sentir una muerte corta
me quedo sin aire, me aprieta el pecho
increible ver que algo dentro mio,
algo en mis sentimientos
reaccionen en mi, se transforme en algo fisico
podria describir tan bien la pena
ojala no fuera asi...
pero otra vez estoy aqui...otra vez hablando sola
temo alejarme de ti...
mejor me largo a ver si me das un abrazo...
demuestrame que me necesitas...demuestramalo, lo necesito...



lunes, 18 de julio de 2011

motivos para quedarse despierta

por favor...despierta
tengo en mi cabeza muchas cosas
puedo estallar y tu no te has enterado
por favor, abrazame...
contenme...
saber que todo lo deterioro 
no me hace sentir deseando seguir adelante
saber que nada valgo...
saber que tu no me quieres cerca...ni nadie
me destroza, y me demuestra lo que soy,
lo que me merezco.
Nuestros sueños yacen inertes...soy un ser inerte
solo desearía volar lejos...y volare lejos al fin...
y si me acompañas, y si te enteras de lo que siento
tal vez pueda sonreír con sinceridad pura
y no seguir siendo un estorbo...



viernes, 15 de julio de 2011

The Last Day Of Summer-The Cure

Nada soy
Nada sueño
Nada es nuevo
Nada pienso
O en nada creo o digo
Nada es verdad
Solía ser tan fácil
Nunca tuve que esforzarme
Sí solía ser tan fácil
Pero el último día de verano
Nunca sentí tanto frío
El último día de verano
Nunca me sentí tan viejo
Todo lo que tengo
Todo lo que mantengo
Todo eso...está mal
Todo lo que siento
O en que confío o amo
Todo eso está...acabado
Solía ser tan fácil
Nunca tuve que esforzarme
Sí solía ser tan fácil
Pero el último día de verano
Nunca sentí tanto frío
El último día de verano
Nunca me sentí tan viejo
El último día de verano
Nunca sentí tanto frío
Nunca me sentí tan solo

jueves, 14 de julio de 2011

La melancolica muerte del chico Ostra


Se le declaró en la costa,

y en la playa fue la boda.
 
Su larga luna de mielen la isla de Capri fue

Para la cena el mesero
les puso un solo platillo:
un gran caldo de mariscos.
La novia pidió un deseo.

Y el deseo se realizó.
Dio al fin a luz un bebé.
Pero éste ¿era humano o no?
Bueno, quizá. Tal vez.

Diez dedos en pies y manos,
y demás órganos sanos.
Podía sentir y escuchar.
Pero ¿normal? No, ni hablar.

Este engendro antinatura,
Este cáncer indecente,
Era la imagen viviente
de toda su desventura.

Ella se quejó al doctor:
“No es hilo de mi madeja.
¿De donde sacó ese hedor
a salmuera, pez y almeja?”

“Y ha sido usted afortunada.
Yo la semana pasada,
trate a una niña con pico
y tres orejas. ¿Me explico?
Si es mitad ostra su niño,
búsquese a otro a quien culpar.
-Y añadió con cierto guiño -
¿Se ha puesto a considerar
una casita en el mar?”

No sabían como llamarlo.
A veces le decían Carlo
y a veces -con voz perpleja-
“eso que parece almeja”.

Encogido el corazón,
Ninguno en verdad sabía
si el chico ostra algún día
rompería el caparazón.

Los cuatrillizos Montalvo
cierta vez se lo toparon.
Le espetaron un “¡Bivalvo!”
y enseguida se escaparon.

Una tarde en que llovía,
Carlo se sentó en la calle.
Y miró arremolinarse
el agua en la alcantarilla

Aparcada en la cuneta,
conmovida y afligida,
su madre daba salida
a su congoja secreta.

Ya se habían acostado
una noche, y ella dijo:
“Cariño, huele a pescado
y yo creo que es nuestro hijo.
Y aunque dicen que una dama
debe callarse esas cosas,
me parece que le endosas
tus problemas en  la cama.”

El probó cuanta loción
pudo hallar en el mercado.
Tenía el cuerpo colorado
y comezón, comezón.
Y de rascar y rascar
la piel le empezó a sangrar

El doctor, tras una pausa,
dijo: “El remedio a su mal
podría ser su misma causa.
Las ostras, como sabéis,
dan gran potencia sexual.
Supongo que si os coméis
a vuestro niño podréis
saciar el ansia carnal.

Se acerco muy de puntitas,
muy a oscuras y en celada,
porque no notara nada
quien le daba tantas cuitas.
Y en voz muy baja le dijo:
“Carlo queridísimo, hijo:
no quisiera interferir
ni causarte desconsuelo.
Pero ¿has pensado en el cielo,
o te has querido morir?”

Carlo parpadeo al oírlo
pero no le dijo nada.
Su papi apretó el cuchillo
y se aflojó la corbata.

Cuando lo levantó en vilo,
Carlo le mojó el abrigo.
Y en su boca ya la valva,
se escurrió  por su garganta.

En la costa lo enterraron,
en la arena, junto al mar.
Una oración murmuraron
y se fueron a cenar.

Una cruz que daba pena
marcaba su sepultura
y unas letras en la arena
prometían vida futura.

Pero al subir la marea
una ola grande y fea
borró sin pena ni gloria
para siempre su memoria.

De regreso en el hogar,
él se le empezó a acercar.

Le besó y le dijo: “Bella,
hagamos otra faena.”
“Pero esta vez –susurró ella-
pidamos que sea una nena.”



Tim Burton