Tiempos violentos

Aveces me imagino a mi misma de diferentes formas.
En la oficina (con mis jeans y chapulinas, polera blasfema y un blazer de puños doblados) me siento como un policia gringo, tomando y tomando cafe, llevo mi taza hasta al baño.
Hay momentos que debo correr a enviar un correo, pero me gusta imaginar que el "loco del morral" acaba de enviar una carta amenazante, y que tengo unas horas para resolver de donde envió esa minuta.
Cuando todos nos montamos a una camioneta a almorzar, con nuestras credenciales bobas colgando al cuello, me gusta pensar que vamos a la escena del crimen. Y lo histérico y loco que es mi jefe para manejar, hace que la escena calce perfecta.
Apunto mi arma detrás de una puerta, creo escuchar un ruido en el baño, salta el tostador en la cocina y a la vez mi corazón queda en la boca.
Doy una patada a la puerta, y ahí esta sentado en la taza con una revista en sus manos, el mismísimo Vincent Vega. Antes de que alcance a estirar su mano a coger su arma, ya le atravesé el estomago con mi rifle.