Era un dormitorio donde el celeste de las paredes mecia el aire.
A una distancia de poco metros habia una cama de hierro, cubierta por un genero tambien celeste. Cuatro pialres nacian al extremo del lecho y sujetaban un dosel que, al abrirse la puerta, ondeo con suavidad. Y sobre la cama, entre cojines, con las manos extendidas en una actitud de bienvenida o suplica, los miraba una muñeca de ojos entornados.
Tenia un sombrerito de encajea y un vestido de seda azul que terminaba en amplio vuelo. La luz celeste de la habitacion temblaba en sus pupilas y se agitaba en su rostro. Ramiro, instintivamente, quiso detener a su hermanita, pero ella dejo en el suelo la bolsa que colgaba de su brazo, y avanzo en medio de un vaiven luminoso que le teñia la trenza de un color azulado. Entonces los muchachos la vieron inclinarse y aplastar con un dedo una de las mejillas donde la porcelana tenia la sequedad de la goma; subio hacia los ojos y se detuvo enla slineas profundas; bajo a la boca y toco esos labios hundidos entre dos surcos. Los muchachos tambien la vieron acariciar la seda del vestido y luego levantarlo: aparecieron los pies con zapatos negros y calcetines azules. Y tambien las piernas blancas y resecas.
Clara miro a los muchachos.
Pero ellos ahora tenian la vista fija en una fotografia con marco de plata que habia sobre el velador. Contemplaban en silencio a una niña de cabellos cortos y negros. Tan cortos eran, que apenas cubrian sus orejas, pero se curvaban con gracia sobre sus mejillas. Tenia un rostro blanco, tan blanco, que sus ojos eran nubes oscuras al medio de la luna.
Tomas no respiraba, Luis tenia una sonrisa estatica y Ramiro recorria con la vista el ovalo redondeado. El perro llego hacia ellos y lanzo un ladrido.
-¿Quien sera?- Susurro Clara.
Habia tomado a la muñeca en sus brazos y acariciaba sus manos enguantadas de azul.
Ramiro desperto de su ensoñacion, se dio vuelta y replico con molestia:
-¡Deja ahi esa muñeca horrible!
Clara lo miro desafiante.
-No es fea...
Tomas tambien salio de su muda contemplacion.
-¡Como te puede gustar eso!
Luis de inmediato se unio a los comentarios.
-¡Esa muñeca es una buela!
A la niña se le enrojecieron las mejillas. La apreto mas contra su pecho y habo con voz firme:
-¡A mi me gusta!
-¡Cuando duermas vas a tener pesadillas: siempre te sucede lo mismo!-dijo Ramiro, molesto.
-Eso me pasa cuando algo me miedo...pero a la Abuela la quiero cuidar-dijo Clara.
-¿La vas a llamar Abuelo?-se extraño Luis.
-Tu le dijiste asi y me gusto- respondio clara.
-Esta vieja y fea. Algun dia tendras una muñeca para ti...deja esa donde estaba...-Insistio el jefe a su hermana, con gesto de repugnancia.
-Es mia: me estaba esperando-respondio la niña.
Ramiro se encojio de hombros. Y tras lanzar la ultima mirada a la fotografia, hizo una seña para que todos salieran de la habitacion...
lunes, 21 de agosto de 2017
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"Tambien digo "jo" muchas veces. En parte porque tengo un vocabulario pobrisimo, y en parte porque a veces hablo y actuo como si fuera mas joven de lo que soy."